lunes, enero 22, 2007

Verano porteño

Y se nos vino enero y el puerto se ve visitado por gentes de los más variados orígenes. En Valparaíso el verano adquiere un encanto especial ya que, aun cuando la cantidad de visitantes es bastante alta, se mantiene ese ambiente moderado y provinciano que permite quedarse en la ciudad. No le pasa lo mismo a los viñamarinos quienes, muchos de ellos, "arrancan" de la ciudad, especialmente si lo que se busca es tranquilidad.
Valparaíso es una gran mano que avanza hacia el mar para recibir a sus visitantes. Muchos cruceros recalan en su puerto, trayendo infinidad de turistas que, cual hormigas, recorren las callecitas de adoquines para empaparse de esa magia que ha hecho tan especial a nuestra ciudad.
Hoy es posible alojarse en algún cerro de este anfiteatro y caminar por calles y escaleras que conducen a destinos insospechados. Se puede comer en interesantes "picadas" para probar la cocina propiamente porteña en la que destacan los productos marinos.
Los ascensores -funiculares- de Valparaíso son, también, una buena forma de dar un salto a la aventura. Se llega a cerros cuya arquitectura habitacional rompe toda norma ingenieril. Las casas son como verdaderos seres que quieren lanzarse al mar desde alturas increíbles.
Para las parejas, la noche porteña es un poema de amor que, cual piedra preciosa, lanza sus mensajes de cristal desde lo alto de los cerros. Si se trata de una luna de miel, Valparaíso es el lugar más adecuado para que este momento nunca se olvide.
En los próximos días llegará una gran cantidad de cruceros y muchos de estos turistas descubrirán por qué Valparaíso es tan famosa en el mundo. Bienvenidos.