martes, noviembre 24, 2015

Ciudad del Viento






¿Hay algo más propio de Valparaíso que el viento? Ese visitante invisible se hace presente cada día. Baja desde los cerros, corre raudo por las callejuelas cuyo fin último es el mar.
Valparaíso tiene en verano “ventilador propio”. No hay calor que no se abuene con este viento fresco que ronda por las plazas y playas del puerto. Quienes nos visitan de la capital, alaban ese aire frío y puro que vivifica su estadía.
Cientos de banderas improvisadas saludan desde los balcones y la sal acelera el anhelado bronceado por obra de ese viento que es el hálito de Valparaíso.
Por eso que el puerto es la tierra del volantín. Gracias a ese viento que ulula en cada habitación, estas naves de papel garabatean en el cielo multicolores arabescos y son la delicia de los niños.
Dicen que las porteñas tienen bonitas piernas por ir y venir desde el plan a los cerros. El viento, generoso, levanta las polleras para dar fe de ello.
Ciudad del viento que lo volatiliza todo y desordena la arquitectura del anfiteatro que enmarca el azul del mar. Aire purificador e intruso, mensaje de vida, visitante asiduo y hacedor de sorpresas.